Se quema en Zulia una camaronera expropiada

Cinco meses después de que el régimen expropiara al Grupo Lamar, gigante camaronero que Diosdado Cabello vinculó con planes subversivos, se incendia una de sus principales plantas #NowWhatVenezuela

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Camarón que se expropia…

El pasado Domingo de Resurrección no sólo se quemó a Judas. Un incendio consumió una de las plantas procesadoras de mariscos más importantes de Venezuela. Se trata de la planta Antártica C.A., ubicada en el estado Zulia y antes perteneciente al Grupo Lamar, conglomerado expropiado por el régimen de Nicolás Maduro en noviembre pasado, luego de que Diosdado Cabello acusara a su fundador, José Enrique Rincón, de conspirar junto a María Corina Machado para dar un golpe de Estado.

Las imágenes difundidas por el reportero Jhorman Cruz mostraban una densa nube negra sobre la instalación, visible incluso desde Maracaibo. Hoy la planta es administrada por una junta impuesta por el Estado, que también dirige otras tres plantas de procesamiento, cinco criaderos, tres fábricas de pienso y unas 13.000 hectáreas de granjas camaroneras entre Zulia y Falcón. Según un comunicado oficial, el incendio ocurrió tras “tres semanas de mantenimientos preventivos y correctivos”, y todas las pérdidas fueron materiales.

¿Por qué importa? El Grupo Lamar era el mayor productor de camarones del país, con una nómina de 10.000 empleados. Según cifras reportadas por BBC Mundo en 2023, la empresa pasó de producir 4.000 toneladas en 2018 a entre 50.000 y 60.000 toneladas en 2023, lo que representaba entre el 60 y el 70% de la producción nacional, según Rincón. Ese crecimiento impulsó a la industria acuícola zuliana en medio del colapso económico y la desinversión estatal.

Datos del Departamento de Agricultura de EEUU, también citados por la BBC, señalan que la industria pesquera venezolana creció 219% entre 2018 y 2022, aportando 422 millones de dólares a la economía nacional en ese último año. Sólo la industria del camarón generó casi la mitad de esos ingresos. En 2023, durante el Global Shrimp Forum en Países Bajos, Rincón proyectaba alcanzar las 100.000 toneladas anuales con condiciones óptimas en Venezuela: el Lago de Maracaibo mantiene una temperatura de 30°C todo el año, lo que permite hasta cinco ciclos de producción anual, según The Fish Site. Para ponerlo en perspectiva: en Ecuador, el primer productor mundial, solo se logran tres ciclos.

Más información: Tras la expropiación, la Junta Administradora dirigida por el ministro de Pesca, Juan Carlos Loyo, anunció en diciembre la exportación de 2.800 toneladas a China. Sin embargo, hasta ese momento, el principal comprador de camarones venezolanos era la Unión Europea, que había recibido casi el 80% de las exportaciones. En paralelo, el medio oficialista Últimas Noticias reportaba el 25 de diciembre que Lamar enfrentaba dificultades para acceder a artemia—insumo clave para el cultivo de camarones—y que el ciclo productivo se había interrumpido.

Poco antes de la expropiación, Banca y Negocios reportaba que el Estado buscaba abrir nuevos mercados para los privados. A principios de noviembre, el presidente de Asoproco (Asociación de Productores de Camarones de Occidente), Fernando Villamizar indicó que el camarón venezolano abarca 14% del mercado en China, y que el sector nacional estaba trabajando con el gobierno para acordar una tarifa arancelaria que facilitara las ventas a ese país.

Ahora, para el chavismo, el foco parece estar en otro lado. “El Grupo Lamar representa el 75% de la industria camaronera venezolana, por lo tanto, tenemos el músculo no solamente para exportar sino para desarrollar un mercado nacional”, dijo Prisangel Pérez, vicepresidenta de la Junta Administradora, en un evento reseñado por Versión Final en febrero. En esa misma línea, Reinaldo Herrera, director regional del Ministerio de Pesca, afirmó que el objetivo del gobierno es garantizar que los camarones “lleguen a todos los sectores sociales” como parte del plan de las “siete transformaciones” de Maduro. El golpe ya se sentía de antes: tras la arremetida contra Rincón y sus empresas, las exportaciones venezolanas de camarones a Europa cayeron un 52%, según datos de Undercurrent News, medio especializado en el mercado global de mariscos. Según reportó El Pitazo durante Semana Santa, el kilo de camarones cuesta actualmente $20 en Caracas, mientras que en el estado Zulia oscila entre $12 y $20.

El Correo del Caroní relata la tragedia warao

A orillas de los caños del Delta del Orinoco, el pueblo warao—una de las etnias más aisladas y vulnerables de Venezuela—enfrenta una de las crisis humanitarias más crudas del país. Dos reportajes del Correo del Caroní, parte de una serie especial, documentan con dolorosa precisión cómo la desidia estatal ha condenado a miles de waraos a una existencia marcada por la miseria, la desnutrición y enfermedades que deberían ser historia. En 2025, se trata de piezas profundas e indispensables para entender hasta donde llega el abandono institucional en el país.

De vivir del río a buscar en la basura: Durante décadas, los waraos vivieron en simbiosis con su entorno fluvial: sembraban, pescaban, recolectaban moriche y se trasladaban en curiaras. Esa forma de vida empezó a colapsar a raíz de proyectos de infraestructura como el cierre del caño Manamo, realizado en los años 60, que alteró drásticamente el ecosistema: salinizó las aguas y acidificó los suelos. El daño ambiental ha sido progresivo, intensificado por la minería y la explotación petrolera. A este deterioro se sumó el fracaso de los planes de desarrollo promovidos por el chavismo. En 2005, Hugo Chávez prometió instalar una planta procesadora de ocumo chino en Nabasanuka, una comunidad con 65% de desempleo. En 2010, se anunció un complejo agroindustrial en Tucupita con apoyo chino. Ninguno de esos proyectos prosperó. Para 2016, las plantas estaban inoperativas.

En ausencia de alternativas, muchas comunidades warao migraron del delta a zonas urbanas como Ciudad Guayana, donde sobreviven en vertederos como el de Cambalache, recogiendo restos para reciclar o consumir. “Comemos dos veces al día cuando podemos (…) Y la única fuente de aguas blancas que tenemos es un tubo roto que está a la entrada de la comunidad”, relata Andrea Beria, capitana de la comunidad de Jsanuka. Viven sin agua potable, sin electricidad estable y sin acceso a alimentos nutritivos.

Epidemias del pasado, enfermedades del presente: La precariedad de su alimentación, basada en insectos y residuos contaminados, ha debilitado profundamente la salud de la población warao. Un informe de 2021 de la Fundación La Salle reveló que el 95% sufre de desnutrición y parasitosis. Enfermedades como la malaria, la tuberculosis, el cólera, la difteria y el sarampión han reaparecido con fuerza. La tuberculosis es hoy la principal causa de muerte entre los waraos: su incidencia en Delta Amacuro es 19 veces superior a la tasa nacional.

En 2024, la muerte de 12 niños en tres comunidades deltanas por síntomas compatibles con infecciones virales graves conmocionó a las organizaciones humanitarias. Aunque el gobierno envió una comisión y reactivó el hospital flotante Janoko (inactivo entre 2016 y 2021), la atención sigue siendo esporádica. Las cifras oficiales muestran jornadas médicas que atienden a cientos de indígenas, pero los testimonios en los reportajes contradicen esa narrativa. Centros de salud sin insumos, ambulancias ausentes y personal agotado son parte del día a día. “Nos dan solo un récipe, pero si no tienes para comprar las medicinas, te mueres”, dice la capitana Beria.

El sistema creado para apoyar a los pueblos indígenas, como el Servicio de Atención y Orientación al Indígena (SAOI), reconoce sus limitaciones: falta de oficinas, de insumos, de transporte, y sobre todo de voluntad política. “Aquí tenemos una doctora, pero no tiene nada para trabajar”, afirma un líder warao de Cambalache.

Lecturas recomendadas:

  • El Nacional: Vladimir Padrino asegura que hay una conspiración para entregar el Esequibo a cambio de un nuevo gobierno, y Cabello habla de “defender con las uñas” el territorio en reclamación.
  • Punto de Corte: Provea denuncia la desaparición forzada de familiares del primer teniente José Ángel Rodríguez Araña, un militar exiliado en Estados Unidos. Sus padres, de 51  y 71 años, están detenidos después de que hombres encapuchados sin identificación allanaran su vivienda.
  • El Pitazo: Tarek William Saab dice que investigará la desaparición forzada en Estados Unidos de Ricardo Prada Vásquez, migrante detenido por ICE que teóricamente iba a ser deportado a Venezuela, pero tampoco está en la lista de prisioneros del CECOT.
  • Tal Cual: Según un estudio de la Fundación Gumilla, los venezolanos confían en el rol conciliador de la iglesia ante la crisis política, pero también critican las posturas de algunos religiosos.