La caída de Tellechea: El puesto más peligroso del chavismo se cobra otra víctima

En un momento de consolidación dinástica, Maduro arremete contra el exjefe petrolero Pedro Tellechea. Varios predecesores cayeron en circunstancias distintas

El 22 de julio de 2024, a cinco días de la elección presidencial, el coronel Pedro Tellechea Ruiz inauguró la Sala de Auditoría Nicolás Maduro Moros como parte de un plan de “corrupción cero” en la estatal petrolera. Las comunicaciones de PDVSA, con la voz del director de auditoría fiscal Didalco Bolívar Rivas, lo pintaban como el responsable de poner a funcionar la industria petrolera con transparencia y eficacia en vez de corrupción.

El 21 de octubre, horas después de que el gobierno confirmara la detención de Tellechea, la narrativa del Estado en cuanto al “gerente estrella” de PDVSA dio un giro drástico. Sin nombrar al coronel, Maduro se refirió a la purga en desarrollo que ya cuenta con 12 detenidos según El País.

“No daré descanso a mi brazo ni reposo a mi alma en la lucha contra los corruptos,” dijo Maduro en televisión, parafraseando al Libertador. “Estamos en guerra contra el burocratismo, la corrupción, la traición”.

“Esta revolución ha tenido que asumir investigaciones a personas que han sido parte,” dijo Diosdado Cabello hoy. “A estas alturas no puede haber inocentes. Tellechea puso en riesgo la estabilidad de la industria petrolera.”

El anuncio del Ministerio Público inicialmente no disfrazó la detención de Pedro Tellechea de ofensiva anticorrupción, como aquellas que defenestraron a Tareck El Aissami y sus allegados, o a Rafael Ramírez, Eulogio del Pino y Nelson Martínez antes que él. En solo dos meses, Tellechea pasó de ser reducido a Ministro de Industrias y Producción Nacional, a renunciar a ese nuevo cargo por “problemas de salud,” y, días después, a ser acusado de entregar el comando automatizado de PDVSA a una compañía vinculada a la inteligencia gringa.

Desconocemos el material comprometedor que la cúpula chavista pueda tener guardado para el coronel, si es que eso existe. Sí sabemos que, antes de ascender al gran puesto, le confiaron otras empresas de peso: la nacional de aluminio (CVG Venalum), la petroquímica (Pequiven) y la de metanol (Metor, donde también participa Mitsubishi). Con la presidencia de Petro, estuvo al frente de la recuperación de Monómeros, la subsidiaria de Pequiven en Colombia. Su paso en empresas básicas no tuvo mayor gloria, pero fue nombrado Ministro de Petróleo en enero de 2023 y encargado de auditar la gestión en PDVSA de Tareck El Aissami—su “hermano de vida” y compañero de liceo militar.

Tras el fraude y la oleada de represión post-electoral, la caída de Tellechea parece coincidir con un momento de reacomodo en el régimen chavista, donde Maduro consiente a miembros clave de su cúpula y a jerarcas del aparato de seguridad. Delcy Rodríguez ya está al frente de PDVSA y mantiene la vicepresidencia. Diosdado Cabello se hizo con el Ministerio de Interior luego de más de una década fuera del gobierno. Su primo, antes comandante del Ejército, se convirtió en jefe del SEBIN. Vladimir Padrino y Domingo Hernández Lares, el ministro de defensa y el jefe del comando estratégico de operaciones militares, fueron ratificados. Johan Hernández Lares, hermano de Domingo y ex-jefe militar en la Región Capital, ahora comanda el Ejército. El hermano de Alejandro Granko Arteaga, un jefe de espionaje militar vinculado a crímenes de lesa humanidad, ahora controla el órgano emisor de placas y licencias para conducir. 

Tellechea—con estudios en operaciones navales y finanzas públicas según su LinkedIn—fue la carta que utilizó Maduro para proyectar una PDVSA más diligente y seria ante EEUU y la necesidad de trabajar con petroleras occidentales otra vez.

Recién emitida la licencia que Chevron ostenta, la primera intervención de Tellechea fue paralizar el comercio energético y revisar las facturas de PDVSA emitidas en el ciclo 2020-2023, cuando El Aissami era responsable de vencer el cerco financiero a PDVSA y asegurarse de que el crudo llegara a las refinerías en Oriente mediante socios como China, India, Turquía e Irán.

La nueva administración encabezada por Tellechea reveló que PDVSA formalmente no había cobrado más de 80% del valor de sus exportaciones. Esto produjo la purga de El Aissami—ex vicepresidente sancionado por narcotráfico, y de unos 80 colaboradores más—y la toma de control de Tellechea sobre la industria. Su gestión supervisó el regreso de petroleras occidentales a Venezuela en el marco del Acuerdo de Barbados, reducción de la deuda pública, y un incremento aproximado de 25% en la producción con respecto a 2022.

Sacudón en PDVSA en tiempos de cólera

Maduro navega el quiebre absoluto de su legitimidad después de tener que someter a la disidencia y, quizás como nunca, exponer el carácter represivo de su régimen. Hablar de perdedores y beneficiarios específicos en esta historia sería caer en especulación. Sí podríamos decir que, como en 2017, Maduro estaría buscando complacer a figuras que representan un apoyo crítico en este momento, y comunicar que cualquier figura es prescindible cuando se busca sobrevivir, sin importar qué reputación tenga.

Este movimiento en la élite chavista resuena mucho más con la destitución y arresto de Eulogio del Pino y Nelson Martínez en 2017, que con las cacerías contra Rafael Ramírez y Tareck El Aissami.

Eulogio del Pino entró a dirigir PDVSA en septiembre de 2014 después de un periodo de colapso industrial y saqueo quizás sin precedentes en la historia moderna. Con recorrido en la empresa y una maestría en ingeniería de la Universidad de Stanford, a Del Pino le tocó gestionar en un contexto de endeudamiento profundo, caída de producción y la proliferación de misiones y alianzas internacionales financiadas con petrodólares. No logró revertirlo, pero eso no parece ser el motivo central de su caída. La producción seguía desplomándose cuando en marzo de 2017, el Tribunal Supremo de Justicia controlado por Maduro asumió las atribuciones de la Asamblea Nacional para pasar por encima de la oposición —incluyendo la que da la potestad de lcreación o modificación de empresas mixtas, función que ejerce el poder legislativo de acuerdo a la constitución. Guardia y Policía Nacional fueron protagonistas en un ciclo traumático de protestas que dejó 43 asesinados y 3.700 detenidos, y con Maduro más dispuesto que nunca a concentrar poder y empoderar a figuras que le sostuvieron.

Ese agosto, con la Asamblea General Constituyente instalándose y 50 funcionarios de PDVSA ya detenidos, Delpino fue desplazado. Por poco tiempo lo sucedió Nelson Martínez—funcionario de carrera en PDVSA, ingeniero químico y expresidente de CITGO—quien acompañó la gestión del primero desde el Ministerio del Petróleo todo ese año. Para ocupar ambos cargos en la empresa y el ministerio fue designado Manuel Quevedo, un general de la Guardia Nacional sin experiencia manejando algo remotamente parecido a PDVSA. Tres meses después, Delpino y Martínez fueron apresados. Nelson Martínez murió en custodia en diciembre de 2018, al año de su detención. Tarek William Saab los acusó por la desaparición de $500 millones en crudo e irregularidades en una de las empresas mixtas más opacas de la era chavista.

En mayo de 2017, con la oposición en la calle y siendo embajador de Venezuela ante la ONU, Rafael Ramírez escribía sobre los peligros de despolitizar PDVSA y señalaba al gobierno de “desarticular los mecanismos de defensa” de la Revolución Bolivariana. Sus críticas contra Maduro se intensificaron al renunciar como embajador y acabó por convertirse desde el chavismo disidente en uno de los principales enemigos del madurismo, junto a otros antiguos compañeros de tolda como la ex fiscal Luisa Ortega Díaz, el general Miguel Rodríguez Torres y el ex ministro Andrés Izarra. La oposición acusó a Ramírez de desviar $11 mil millones en 12 años liderando la industria petrolera—cuando se financiaron 15 programas de asistencia estatal, y Ramírez y Chávez administraron un Fondo de Desarrollo Nacional valorado en $140.000 millones según Transparencia Venezuela.

Ahora, el empresario colombiano Alex Saab –traído a Venezuela el año pasado como parte de un intercambio de prisioneros con Estados Unidos– asumirá el Ministerio de Industria que dirigía Tellechea. Desde hace casi dos meses, Delcy Rodríguez ya ocupa el Ministerio del Petróleo y Héctor Obregón—vicepresidente ejecutivo durante el periodo de Tellechea—se encarga de PDVSA. Entre los objetivos de Delcy, considerada por algunos empresarios el personaje más “capaz” y “potable” de la cúpula chavista, está superar el millón de barriles diarios con un Maduro más totalitario y con la política de sanciones de Estados Unidos en entredicho. Tendrá que hacerlo en el puesto más peligroso del Estado chavista, donde el reconocimiento y la desgracia ya acostumbran a embargar sin previo aviso.