La batalla por el corazón de la UCV
Una presunta prohibición de un acto opositor es el más reciente capítulo de la larga lucha por el control de la universidad más antigua de Venezuela
El domingo, María Corina Machado y Edmundo González Urrutia –usando una franela alusiva a Taylor Swift que proclamaba el “Libertad World Tour”– se dirigieron a cientos de jóvenes congregados en la Plaza Cubierta de la Ciudad Universitaria de Caracas, como parte de un evento para jóvenes organizado por Jóvenes por Venezuela – un comando juvenil que incluye miembros de la Federación de Centros Universitarios (FCU) de la Universidad Central de Venezuela. “Ustedes nacieron y crecieron en tiranía, pero van a celebrar la libertad”, dijo Machado a los estudiantes. Mientras tanto, en redes sociales circulaban dos documentos en el que el rector de la UCV –el antropólogo Víctor Rago, electo en julio del 2023– rechazaba el acto en aquel espacio. En un documento, por razones técnicas. En otro, por razones políticas.
La discusión en redes sociales no se hizo esperar. Además de los usuales consultores y opinólogos anti-corinistas, varias figuras que han respaldado a González Urrutia criticaron el evento: “Quiero que se respete la UCV”, dijo el exdiputado y exministro Hiram Gaviria. “No todo vale, hay límites éticos en la política, como en la vida”, dijo Ramón Guillermo Aveledo, antiguo secretario de la MUD. Otros rechazaron la prohibición: el exdiputado José Guerra, quien ha sido crítico de Machado en el pasado, citó un evento de Hugo Chávez en el campus en 1995. El historiador Elías Pino Iturrieta, por su parte, dijo que las nuevas autoridades estaban “profundizando” una “preocupante etapa de declive” de la universidad.
Un día después, la Universidad desmintió el documento que rechazaba el acto por razones políticas.
Un documento falso y un documento real
La autenticidad de uno de los dos documentos ilustra las fricciones políticas en torno a una decisión que formalmente es técnica. En días previos al evento, ante la información que empezó a circular en redes sociales, el rector Rago envió unas notas de voz –rápidamente diseminadas– a los profesores de la universidad. Allí, Rago explicaba haberse reunido con el presidente de la FCU y una veintena de jóvenes militantes de partidos para discutir la solicitud de los estudiantes de permiso para hacer el evento. Según dijo Rago posteriormente, las Direcciones de Seguridad y el Consejo de Preservación y Desarrollo de la Universidad determinaron que el espacio no era “apropiado” y que no se “recomendaba” el uso de espacios abiertos sino de auditorios, como se ha hecho previamente con el candidato.
“Los organizadores van a organizar el acto, incluso en el principio habían dicho en tono de amenaza que lo iban a organizar con o sin autorización”, dijo Rago en otra nota de voz. Sin embargo, Rago explicaba que ahora no se instalaría tarima ni sillas en la Plaza Cubierta. “No sé si son confiables porque la convocatoria que han hecho no permite controlar la concurrencia”, dice Rago. “Nosotros no estamos opuestos a que el acto se haga, sino que se haga conforme a las especificaciones que garantizan por un lado seguridad y por el otro lado evitación de riesgos patrimoniales”.
Sin embargo, en la nota de voz Rago admitía que un documento –no el mismo que posteriormente fue desmentido– era suyo y estaba circulando de “forma indebida” porque no era “público” sino para los “solicitantes”. Es decir, el documento donde Rago considera “indebido” el uso del espacio y “deplora” la convocatoria previa a los permisos sí era auténtico. Otro documento que negaba el uso de la Ciudad Universitaria para actos partidistas, dirigido “a la opinión pública” y sin firmas de los rectores, sería la falsificación rechazada posteriormente por la UCV.
El argumento sobre el uso de los espacios fue compartido por quienes defendieron la respuesta de Rago a los solicitantes. “La diferencia más grande [con eventos políticos previos en el campus] es el espacio en donde solicitaron el permiso. Edmundo González Urrutia ha ido cuatro veces a la universidad, ha estado en aulas, auditorios y hasta a la Asociación de Profesores en dos ocasiones y no ha habido ningún contratiempo, o rechazo o negación”, dice Nashla Báez, antropóloga graduada de la universidad y Representante de los Egresados en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales. “Fidel Castro presentó un libro en el Aula Magna y Hugo Chávez hizo un evento en la Plaza del Rectorado, que es un espacio abierto en donde si pasa algo como una bomba lacrimógena, tan común en la historia universitaria, y hay una estampida es mucho más fácil su evacuación, no así en la Plaza Cubierta”.
Para otros, sí existen precedentes del uso del espacio. “Me sorprende que la gente se indigne por actos políticos en la UCV”, dice Rafael Uzcátegui, defensor de derechos humanos, egresado de la universidad y director del think tank Laboratorio de Paz. “En los 60, 70, 80 y 90, la Plaza Desnuda y Cubierta era una tarima de la izquierda. Hasta gente velaron allí”.
“En el área cubierta, en el área descubierta, en tierra de nadie, se hicieron actos políticos de todo tipo por muchos años”, dice Dick Guanique, militante del partido de izquierda Vanguardia Popular y quien formó parte de los grupos de izquierda universitarios, “pero que yo recuerde, nunca se hicieron actos electorales dentro de la universidad”. Sin embargo, afirma Guanique, la represión política en la campaña ha reducido los espacios electorales: “La universidad sigue siendo un espacio que permite que no detengan a nadie, que no metan preso a nadie, porque tú puedes hacer una actividad electoral sin que los promotores de las elecciones te vayan a meter preso”. En este contexto, las universidades privadas han tenido más rango de acción: la Universidad Católica Andrés Bello, por ejemplo, pudo organizar el debate de la primaria opositora en julio del 2023.
UCVLand
Pero la discusión sobre el uso de la Plaza Cubierta es apenas una parte de una serie de discusiones sobre el destino –y el rol político de la UCV– que han surgido desde la elección de Rago como Rector y la salida de Cecilia García Arocha, la rectora que dirigió la UCV por 15 años –tras la suspensión de las elecciones de la universidad por el Tribunal Supremo de Justicia– y quien posteriormente se unió al Comando de Machado y ha proclamado su intención de lanzarse como alcaldesa del municipio Chacao en 2025. La transición entre ambas rectorías sucede en un momento en el que la Comisión Presidencial para la Recuperación de la UCV, designada en julio de 2021 y presidida por la vicepresidenta Delcy Rodríguez, ha penetrado en la Ciudad Universitaria –Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde el 2000– para oficialmente recuperar su infraestructura. Sin embargo, la presencia de la Comisión ha sido descrita por los críticos como una violación a la autonomía universitaria.
Por años, la UCV y los gobiernos chavistas –utilizando la asignación presupuestaria para doblegar a la universidad, que es pública pero autónoma– se enfrentaron en una lucha por su autonomía. “El estado ha fallado estrepitosamente con las universidades públicas, no manda presupuesto, las becas son casi inexistentes por lo paupérrimas que son y los salarios tienen a los profesores y trabajadores de la universidad en situación de vulnerabilidad alimentaria”, dice Báez.
“Cada cierto tiempo llegan los camiones CLAP a entregar los alimentos para el comedor, en medio de cámaras para la propaganda”, dice Uzcátegui. “Sin embargo, la dotación es insuficiente para mantenerlo permanentemente abierto.”
Pero la “recuperación” de la Comisión no ha abordado la crisis de la UCV más allá de su infraestructura. Según Báez, el gobierno –temiendo perder el estatus dado por la UNESCO– intervino inicialmente cuando se desplomó parte del techo del pasillo cubierto en junio de 2020. “Están desde 2021 instalados sin la autorización de nadie”, dice Báez.
Sin embargo, agrega, “en un proceso de diálogo y negociación se acordó que no harían nada sin la supervisión de Consejo de Preservación y Desarrollo de la UCV (COPRED) y pasaron de actuar con total autonomía en la universidad a tener un contrapeso institucional que inspecciona todo lo que hace”. Pero las críticas persisten. Este año, por ejemplo, la FCU reclamó la “entrega de espacios” por parte de la coordinación del rectorado y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la UCV exigió que las competencias de la comisión se transfieran a las autoridades universitarias.
Para Uzcátegui, “aunque formalmente existen autoridades electas, el control territorial de la Ciudad Universitaria es de la llamada ‘Comisión Presidencial UCV’ que actúa bajo la lógica de ocupación”. La Comisión, por ejemplo, ha pintado el logo del Ministerio de Interior y Justicia sobre las canchas. “Ahora para pegar una triste fotocopia en alguna pared de la UCV necesitas el permiso de la Comisión de Patrimonio. Incluso en las carteleras”, dice. “Convirtieron a la UCV en un parque temático”.
“Se ha pretendido intervenir en una serie de funciones propias de la universidad y esto es claramente un elemento de vulneración de la autonomía, como la asignación de cuerpos de vigilancia, de mantenimiento, de limpieza dentro de la universidad”, dice el físico Humberto Rojas, quien compitió por la rectoría contra Rago. “Incluso algunas de las contratistas han tratado de intervenir o de actuar en áreas que tienen que ver con el desarrollo académico dentro de la universidad”.
La Comisión, además, no se ha limitado a las remodelaciones. En enero, Luis Millán, desde la Coordinación del Rectorado, remitió una comunicación a todas las dependencias de la Universidad indicando que las misivas institucionales debían incorporar el cintillo “2024. Año de la transformación curricular en la UCV”. “Es un modelo de cohabitación impuesto en una Casa vencida por la Sombra”, dice Uzcátegui.
Báez, en cambio, considera que la transformación curricular “habla de autonomía y libertad de cátedra, nada tiene que ver ni con el gobierno de turno ni mucho menos con la Comisión Presidencial”. Según la antropóloga, “todos los candidatos [a la rectoría] la propusieron en sus campañas” pues hay escuelas que no actualizan sus pénsums desde hace varias décadas.
También, algunos cambios artísticos han generado controversia. En 2022, los hermanos Rodríguez instalaron un pedestal para una placa de su padre en los jardines. El mismo año, la escultura de María Lionza hecha por el escultor Alejandro Colina fue sustraída sin permiso de las autoridades universitarias. La obra fue trasladada a Yaracuy, donde la Federación de Espiritistas agradeció al gobierno de Maduro por el traslado. Similarmente, se reportó la remoción de todas las pinturas de los rectores previos del despacho rectoral. Sin embargo, dice una fuente de la rectoría, los cuadros fueron retirados porque se está preparando una exposición en la galería universitaria para el público.
Un modelo, dos visiones
Los sectores críticos a la gestión de Rago han denunciado una presunta cercanía al gobierno. Pocos días después del éxito de la primaria opositora en octubre del 2023, en las que Machado fue electa como candidata de la oposición, Nicolás Maduro convocó como respuesta la Conferencia Nacional por la Paz, la Democracia y el Diálogo “en función de defender los grandes intereses del país, de exigir el levantamiento de todas las sanciones ilegales, criminales”. Además del chavismo y representantes de partidos no-unitarios que se proclaman oposición, como Alianza del Lápiz y Fuerza Vecinal, la conferencia contó con sectores que recientemente han suavizado su posición ante el chavismo como Fedecámaras y las nuevas autoridades de la UCV.
La relación entre el gobierno y la UCV “tiene que ser una relación netamente institucional y no estar inmersa dentro de la diatriba política nacional”, dice Rojas. “Creo que la presencia del rector en la Conferencia de Paz, donde evidentemente era un acto de una parcialidad política con una intención de desvirtuar una acción de la ciudadanía a través de su participación en la primaria, no fue adecuada, fue un error”.
Para otros, la crítica es injustificada. “Hay que tender puentes y diálogos abiertos con todos los sectores”, dice Báez. “Al final, fue la presencia del rector de la universidad pública más antigua del país –más antigua que la república– en un acto convocado por el ejecutivo nacional con presencia no sólo de los demás poderes públicos sino de organizaciones de la sociedad civil. En un país normal eso no sería extraño. Aquí, forma parte de la agenda de reinstitucionalización de la universidad que lleva a cabo el rector”.
Pero la Conferencia de Paz no ha sido la única controversia política de la gestión de Rago. El 11 de mayo, durante un partido de la liga interna entre el equipo UCV FC y el Metropolitano FC, se exhibió un muñeco inflable de Súper Bigote –la versión superhéroe de Nicolás Maduro– en el Estadio Universitario.
Sin embargo, días después, la rectoría rechazó el uso de espacios universitarios para fines políticos y explicó que el equipo UCV FC no tiene “relación alguna con la universidad que justifique su denominación y el uso de símbolos institucionales”. Sin embargo, señalaron que “este equipo es uno de los cuatro clubes profesionales de fútbol que, de conformidad con un contrato suscrito hace varios años y aún vigente, tiene por sede el estadio olímpico de la UCV”. Sin embargo, para Rojas, incidentes como estos son “una señal de cómo progresivamente se ha ido copando espacios”.
La lucha de cómo –y quiénes van a– manejar esos espacios definirá el destino de la casa que vence las sombras. “El gobierno y las universidades tienen la necesidad y deberían tener el común interés de conversar, de dialogar, para ponerse de acuerdo en asuntos específicos que conciernen al interés nacional”, dijo Rago en una entrevista para Prodavinci. “No creo que la conversión de la universidad en un instrumento de la lucha política sea la salida, la opción para las universidades”.
Otros difieren. “La UCV actualmente es un laboratorio de un modelo de gobernabilidad y dominación desde el poder central”, dice Uzcátegui. “La supuesta ‘transformación curricular’ intenta llevarlo al siguiente nivel. Y seis años más de chavismo en el poder dinamitarán cualquier atisbo de autonomía que quede”.
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