¿Viene una reestructuración de la deuda venezolana?

El gobierno de Maduro contrató a la firma Rothschild para revisar activos y pasivos justo cuando lidia con disputas importantes y negociaciones políticas

Respuesta corta: todavía no.

El 23 de abril, Bloomberg informó que el gobierno venezolano estaba contratando como asesor financiero a Rothschild & Co.—un banco de inversión multinacional francés y británico que a veces asesora y otorga préstamos a gobiernos en dificultades y a grandes corporaciones—para revisar sus obligaciones de deuda externa. Si bien Rothschild ha trabajado con el gobierno venezolano como asesor financiero en el pasado (incluso después de que Hugo Chávez asumió el poder en 1999) y ha permanecido en contacto constante, el regreso del banco luce hoy más delicado debido a las negociaciones en curso en torno a las elecciones presidenciales de julio. Aunque Bloomberg destaca que esta contratación podría ser un primer paso hacia una potencial reestructuración de la deuda, pero el gobierno venezolano no ha emitido un comunicado formal. 

En realidad, el contrato con Rothschild pone de relieve un proceso complejo y podría haber pasos más importantes.

Según fuentes del sector financiero de Caracas, la deuda en bonos está muy bien mapeada por el gobierno venezolano. Pero la gestión de activos y pasivos en el extranjero requiere un grado especial de atención y sofisticación. Aquí es donde entra en juego Rothschild.

Dicen estas fuentes que Rothschild fue contratado para una revisión de asesoramiento para la gestión de activos y pasivos, una práctica utilizada por las instituciones financieras para mitigar los riesgos financieros a largo plazo resultantes de un desajuste de activos y pasivos. No viene con un mandato para la reestructuración de la deuda.

¿Qué quiere decir esto? Se trata de una revisión del balance en busca de soluciones óptimas a largo plazo para mitigar los riesgos a nivel macroeconómico, abordando áreas como los riesgos de mercado, liquidez y crédito. Por ejemplo, cómo utilizar los activos y mitigar los pasivos en el largo plazo antes de entrar en una reestructuración de deuda. Para ello, Rothschild comenzaría por revisar activos y pasivos en el exterior para asesorar sobre la culminación de acuerdos pendientes –como el destino de Citgo , el oro en Londres y los fondos congelados para el acuerdo humanitario– e impulsar propuestas relevantes.

Esto no significa que a largo plazo no se conceda a Rothschild un mandato para trabajar en la reestructuración de la deuda en el futuro. Si este fuera el caso, ¿qué cosas deberían pasar para activar el mandato?

Los pasos necesarios para una reestructuración de la deuda venezolana

Hay dos requisitos que deben cumplirse para que la reestructuración de la deuda avance. Primero, la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) de Estados Unidos necesitaría emitir una licencia que permita al gobierno venezolano volver a ingresar al mercado financiero primario, ya que una nueva emisión de bonos debe realizarse para una reestructuración. De hecho, parte del trabajo de Rothschild sería estimar el posible recorte a aplicar, la tasa de recuperación de Venezuela, el valor de recuperación y la producción de petróleo, entre otros, teniendo acceso a las cuentas bancarias internacionales del país, muchas de las cuales actualmente están congeladas.

En segundo lugar, tendría que establecer la estrategia económica. ¿Esta se centraría tanto en el crecimiento económico como en el pago de la deuda externa, o simplemente en el pago de la deuda externa? Esto es parte de un debate, ya que algunos economistas —como Ricardo Hausmann y Alejandro Grisanti— han destacado las dificultades que habría en pagar la deuda, hacer crecer la economía y enfrentar la crisis humanitaria todo a la vez. Este segundo elemento podría ser el más crítico, ya que la actual producción de petróleo de 800 barriles por día (bpd) y la inyección mensual de aproximadamente 150-200 millones de dólares al sector bancario demuestran que los flujos de efectivo no son suficientes para pagar la deuda externa total de Venezuela, que según diferentes estimaciones podría ascender a entre 120.000 y 200.000 millones de dólares.

Ahora bien, si se lograra una producción diaria de 2 a 3 millones bpd –algo que requeriría inversiones de miles de millones de dólares durante una década– la disponibilidad de flujos para honrar los compromisos de deuda podría ser factible, ya que se estaría produciendo un aumento de los ingresos. Este escenario podría considerarse en las negociaciones de deuda si la oposición gana en julio y se contempla una transición, ya que también sería necesario establecer su voluntad de pago: algo que María Corina Machado, por ejemplo, ha incluido en sus planes económicos, que contemplan la venta y privatización de activos del Estado para cubrir el pago de la deuda.

Un punto relevante a mencionar es que por el lado del gobierno –desde que se impusieron las sanciones– Maduro también ha mencionado en varias ocasiones en eventos públicos su disposición a pagar, por lo que ambas partes parecen tener ese aspecto en mente.

Pase lo que pase en julio, es un buen momento para empezar a ordenar las cuentas pendientes, y fue una decisión óptima trabajar con Rothschild y no haber considerado la estrategia de Cuba, que intentó pagar su deuda externa con ron en 2016 y denunció la deuda externa como un “mecanismo de extorsión” en 1985. Esta decisión demuestra en parte la seriedad del gobierno venezolano en su enfoque, lo que podría generar un poco más de confianza a la comunidad internacional.

Pronto, probablemente veremos un toma y dame entre Estados Unidos, la Plataforma Unitaria Democrática (PUD) y la administración de Maduro en los próximos meses con respecto a las posibles propuestas para la gestión de activos y pasivos y pasos pequeños pero igualmente significativos para una reestructuración, dependiendo de las estrategias económicas tanto del gobierno como de la oposición.

María Cristina París

María Cristina Paris is an economist from Andrés Bello Catholic University focused on investment banking. She’s currently a managing partner at Grupo Fivenca, one of Venezuela’s leading brokerage firms.