Crónicas de Maracaibo: Kurt Nagel von Jess

Kurt Nagel von Jess no solo fue el cronista gráfico y documental de Maracaibo, también es parte de su historia. Se le extrañará.

Para nuestro amigo Juan Nagel

El Zulia es famoso, entre otras razones, por los peculiares nombres de sus habitantes, entre los cuales resaltan los de algunos personajes importantes de la Grecia antigua como Alcibíades o Diógenes, o el mismísimo Aristóteles. Aquí puede ver una lista de 125 nombres peculiares registrados en Maracaibo.

Esos nombres son parte de la historia del Zulia, y son nombres con los que Kurt Nagel von Jess debió toparse cientos de veces. Nagel, quien por cierto tiene un nombre peculiar para el Zulia, es reconocido como el principal genealogista y coleccionista de fotos de Maracaibo.

La historia del Zulia y de su capital, Maracaibo, ha sido registrada en buena forma por este personaje.

Todo comenzó como un problema de identidad

Kurt Nagel von Jess, hijo de un padre alemán y una madre “maracucha mantuana”, nació el 16 de octubre de 1936 en Koeln-Lindenthal (Colonia, Alemania).

Pero nacer en Alemania fue, pudiéramos decir, un accidente: a pocos meses de haber nacido, sus padres se lo llevaron a Maracaibo, ciudad que se convertiría, en toda su extensión, en su casa.

Nagel, quien por cierto tiene un nombre peculiar para el Zulia, es reconocido como el principal genealogista y coleccionista de fotos de Maracaibo.

Su interés por la historia de Maracaibo y por las familias y lugares de la capital zuliana también fue accidental.

En 1939, al estallar la II Guerra Mundial, los comunistas incendiaron el almacén de su abuelo materno y arruinaron a toda la familia. Además, tildaron a su familia de alemanes nazis, y por esto fue víctima de bullying en el colegio.  

El pequeño Kurt tenía problemas de identidad, sentía que “no pertenecía a nada” y tras el incendio, como si la vida se uniera al chiste, incluso perdió su partida de nacimiento.

Esta muy literal pérdida de identidad incluso lo acompañó el día que quiso ingresar a estudiar Derecho en la Universidad del Zulia (LUZ). Debía renovar su cédula de identidad, pero no lo encontraron en expediente alguno. “Cuando me cedularon, lo hicieron por conocimiento”, explica, “porque sabían quién era papá, quién era mamá, y quién era mi abuela…”.

Así fue que al joven Kurt le tocó probar su venezolanidad: al ser hijo de una venezolana y haber nacido en el extranjero, era venezolano por el principio de la nacionalidad según el “jus sanguinis”. Pero para agregar un grado de dificultad al asunto, su madre también era venezolana por “jus sanguinis”; así que debía buscar la partida de nacimiento de su abuela materna.

“Cuando me cedularon, lo hicieron por conocimiento”, explica, “porque sabían quién era papá, quién era mamá, y quién era mi abuela…”.

Y es aquí, en medio de esta enrevesada diligencia, que se adentra por primera vez en la historia del Zulia. La abuela de Nagel había nacido en plenas Guerras Federales, cosa que no solo complicaba la posibilidad de ubicar la partida, sino que lo obligaba a sumirse en documentos históricos para lograrlo y poder demostrar su nacionalidad.

Nagel no solo lograría probar adecuadamente su nacionalidad, sino que hizo interesantes descubrimientos que lo ligaban a la historia de Venezuela. “Mi bisabuelo peleó en Carabobo… el primo hermano de mi mamá fue el Presidente del Estado Zulia… el constructor de la Iglesia de Cristo de Aranza fue mi tatarabuelo”, cuenta triunfal. Y “en la medida en que iba buscando lo mío”, le tomó el gusto a la revisión de archivos y a la conexión de nombres, apellidos, parentescos y familias, y se iría convirtiendo en un experto en la genealogía de las familias de Maracaibo.

Algunas familias maracaiberas

El papá de Nagel había dejado sus estudios para trabajar y mantener a su familia, además de darle la oportunidad de estudiar a sus hijos, puesto que, de acuerdo a la mentalidad de la época: “en Venezuela, el que no tiene un título no sirve para nada”. Kurt ya quería estudiar historia, pero consideraba que solo se podía cursar en el extranjero y su papá pensaba que “los historiadores se mueren de hambre”. Y así fue que, cédula en mano, completó su inscripción en la escuela de Derecho.

Y “en la medida en que iba buscando lo mío”, le tomó el gusto a la revisión de archivos y a la conexión de nombres, apellidos, parentescos y familias.

Sin embargo, cuando estaba a punto de graduarse de abogado, tuvo la oportunidad de convertir su amor por la historia, Maracaibo y la genealogía en algo más que un hobby.

Un día, estando en el edificio La Ciega en LUZ, escuchó una curiosa conversación:

“… Estoy buscando la partida (de nacimiento) del Andrés Bello cubano que es maracucho… es Domingo Del Monte y Aponte… tengo meses buscando la partida”.

Sin que en ese momento supiera quién era Del Monte y Aponte, Nagel sabía exactamente en qué lugar se encontraba esa partida de nacimiento, porque se había topado con ella. Sin tapujos, se acercó a aquel hombre que la buscaba y le dijo “Yo le consigo esa partida… Yo mañana se la traigo”.

La partida la quería nada más y nada menos que Agustín Millares Carlo, “el mejor paleógrafo de la lengua castellana”, según Nagel. LUZ había contratado a Millares Carlo para organizar los archivos históricos de la Universidad.

Nagel sabía exactamente en qué lugar se encontraba esa partida de nacimiento, porque se había topado con ella.

Millares Carlo no podía creer que el joven pudiera ubicar la partida y la sorpresa fue aún mayor cuando supo que Nagel tenía en sus manos todo el árbol genealógico de los Baralt, los Urdaneta y muchas otras familias maracaiberas. Así, Millares Carlo tomó al joven bajo su ala protectora.

En abril de 1969, seis meses antes de cumplir 33 años, Nagel, con el apoyo de Millares Carlo, publicó un primer trabajo de largo alcance: Algunas familias maracaiberas, editado por la Facultad de Humanidades de LUZ.

Nagel explica:

“A pesar de los errores que este trabajo pueda contener, de los datos fallos y de la ausencia de ciertos apellidos comunes en el diario acontecer de Maracaibo, todo ello debido a que carezco de fuentes directas, a que la colaboración solicitada a muchos miembros de esas familias que he consultado ha sido nula y a que la ruina y escasez de archivos, documentos, papeles y otros elementos de prueba han dificultado mi labor, me atrevo a publicar esta obra posiblemente la primera de su género en Maracaibo ya que el volumen de lo recopilado así lo exige”.

El destacado Millares Carlo señala en el prólogo del libro de 504 páginas:

“Muchas horas de continuado y tesonero esfuerzo ha tenido que consagrar su autor a la preparación y redacción de una obra, que a pesar de su complejidad, ya con el título de Algunas familias maracaiberas nos da a entender que no aspira de momento a agotar la materia. Creemos, con todo, que ella aportará al conocimiento del pasado de la ciudad, visto a través del historial de un grupo de sus familias más notorias, buen número de noticias de primera mano”.

Al momento de publicar el libro, grupos comunistas lo quemaron en una pira en la Facultad de Humanidades de LUZ, por considerarlo “un libro para la aristocracia… burgués”. Por cuestiones del destino, una de las pocas copias del libro que sobrevivieron había sido heredada a quienes escriben esta nota.

Una foto dice más que mil palabras

Otra de las pasiones de Kurt Nagel von Jess fue la construcción de un archivo fotográfico sobre la ciudad de Maracaibo, que constituye, hoy por hoy, el principal acervo gráfico de la historia de la ciudad en el siglo XIX. Ese archivo fotográfico permite dar vida a las historias que Nagel ha contado sobre la ciudad.

Queda mucho por contar

En el año 2000, Nagel comenzó una Maestría en Historia, que según explica había sido la gran aspiración de toda su vida. “… Y entonces ahí empiezo a publicar toda una cantidad de cosas que tenía represadas”.

Yo soy muy mala lengua. Entonces, si yo lo publico, amanezco flotando en el lago con unas moscas encima”.

La generosidad de Kurt Nagel en compartir sus descubrimientos ha sido clave para el acervo histórico zuliano, por lo que no es raro que hace tres años haya sido designado por el Concejo Municipal como el Cronista de Maracaibo. Quizás su más completo testimonio de su interés por la ciudad está resumido en el discurso que dio cuando asumió el cargo el 8 de septiembre de 2012, en el célebre Teatro Baralt de Maracaibo.

Sin embargo, Nagel considera que su balance como Cronista de Maracaibo “puede ser malo, porque yo no he conseguido publicar todo”.

Tiene una colección de 60 crónicas de Maracaibo que no ha podido publicar. “En los periódicos piden siempre un resumen, y no puedo hacerlo por problemas de salud”, explica. Además, tiene un diario escrito de cinco tomos, pero cuenta con picardía y entre risas que ese no lo puede publicar: “porque allí yo soy muy mala lengua. Entonces, si yo lo publico, amanezco flotando en el lago con unas moscas encima”.

Pocos días después de haber terminado la nota, supimos del fallecimiento de su protagonista, a quien habíamos entrevistado unas semanas antes para la elaboración de esta semblanza.

Kurt Nagel von Jess no solo fue el cronista gráfico y documental de Maracaibo, también es parte de su historia. Se le extrañará.

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Solamente en el ámbito de la historia de Maracaibo, a Kurt Nagel von Jess se le encargaron, entre otras, las siguientes tareas: Presidente de la Academia de Historia del Estado Zulia (1993-1997); Presidente de la Comisión Pro-Restauración de los Monumentos Históricos de Maracaibo (1972); Presidente de la Comisión Pro-Museo Colonial de Maracaibo (1972-1974); Miembro de la Junta Regional Protectora del Acervo Histórico del Estado Zulia (1972-1976); Miembro de la Comisión Pro-Celebración de los 450 años de la Fundación de Maracaibo (1979); Miembro del Consejo de la Facultad de Derecho de LUZ (1983-1985); Miembro de la Sociedad Bolivariana de Maracaibo (1971); Miembro Correspondiente del Centro Histórico del Zulia (1985); Miembro de Número (Sillón Nº 2) de la Academia de Historia del Estado Zulia (1987); Miembro Correspondiente del Instituto Venezolano de Genealogía (1971); Miembro de Número del Instituto Venezolano de Genealogía (1991); Miembro del Instituto Internacional de Genealogía y Heráldica (Madrid).
Su interés por la genealogía de familias maracaiberas lo plasmó en otros trabajos como Los primeros libros parroquiales de la Catedral de Maracaibo, Editorial El Puente, Maracaibo, 1980; Índice del Archivo Arquidiócesano de la Catedral de Maracaibo, Editorial El Puente, Maracaibo, 1980; La familia de Jesús Enrique Lossada, Maracaibo, 1994 y La familia del General Rafael Urdaneta, Maracaibo, 1988. Su discurso de incorporación a la Academia de Historia del Estado Zulia se titularía precisamente como “El elemento racial y la Genealogía; la Genealogía, auxiliar de la Historia, ciencia olvidada en Venezuela”, Boletín de la Academia de Historia del Estado Zulia, Nº 23-24, marzo de 1988, Maracaibo.