Desmontando mitos: la deuda con Polar
HECHO: el 22 de enero de 2014, la agencia AVN publicó una nota titulada “Polar no requiere divisas de Cadivi para producir”. El punto de partida del escrito es un comunicado en que Empresas Polar plantea que, de no ser cancelada la deuda de US$ 463 millones de Cadivi, la producción de la empresa podría estar en riesgo. Como respuesta, el medio afirmó que la Empresa no necesita de dólares Cadivi, porque según el analista económico José Piña, “Polar es una empresa exportadora que también obtiene ganancias en dólares”. Además, la deuda de US$ 463 millones “representaría apenas 11% de la fortuna personal de Mendoza y 7% de los 6.500 millones de dólares que produjo la empresa en el 2011”.
CONTEXTO: actualmente, se estima que el Gobierno Central debe US$ 13.000 millones a empresas privadas. Por ejemplo, las empresas agrupadas en la Cámara Venezolana de la Industria de Alimentos (Cavidea), acumulan una deuda con proveedores de US$ 2.400 millardos. Solo a Empresas Polar, tal y como se plantea en el comunicado referido por AVN, se le deben US$ 463 millones. El tamaño de la cifra no está en disputa.
Empresas Polar es un importante oferente del sector alimentos, contando con muchos productos a precios regulados por ser considerados de primera necesidad: aceite de maíz (Mazeite), atún (Margarita y California), avena (Quaker), harina de maíz (P.A.N. y Mazorca), mantequillas (Mavesa y Chiffon), pasta (Primor y Gran Señora), queso fundido (Rikesa), salsa de tomate (Pampero) y yogurt (Migurt). También producen bebidas como agua mineral (Minalba), jugos (Yukery y Yuky-Pak), malta (Maltín Polar), refrescos (7-Up, Golden y Pepsi), cervezas (Ice, Light, Pilsen, Solera, Zero), vinos (Pomar) y sangría (Caroreña).
Es poco probable que una familia venezolana haga el mercado de alimentos y bebidas, y no compre al menos un producto de marca Polar. Incluso, en muchos casos, existe preferencia por las marcas que ofrece la empresa.
DESMONTADO LOS ARGUMENTOS:
- “Polar no requiere divisas de Cadivi para producir.” Sí las requiere. La relación de dependencia entre la economía venezolana y las importaciones es tal que la única respuesta del Gobierno Central a la grave situación de escasez que vive el país es importar desde el sector público (a veces pagando con petróleo) y hacer un Presupuesto de Divisas para determinar qué, cuándo, cuánto y quién va a importar desde el sector privado. Además, tenemos un control de cambios desde febrero de 2003, lo cual ha incentivado a las importaciones en desmedro de la producción nacional. Venezuela importa maíz, cebada, y hasta mantequilla. La única manera legal de adquirir divisas –hasta ahora- es a través de Cadivi o Sicad. Es decir: sí, cualquier empresa manufacturera venezolana necesita divisas oficiales para producir, y cuando lo que se fabrica es prioritario, pues las divisas deben venir de Cadivi, porque los precios de los bienes finales están controlados y no sería económicamente viable importar a dólar negro. Dada la escasez, uno pensaría que si quien produce alimentos necesita divisas, valdría la pena tratar de promover que el productor acceda a las divisas, en lugar de buscar justificaciones para bloquear las divisas que ya habían aprobado. Y aquí vamos a lo básico: no se está pidiendo un favor, lo que se está reclamando es una deuda. Cadivi autorizó esas divisas y después no las liquidó. El momento para cuestionar la compra de divisas fue cuando se solicitaron, no después de haber sido aprobadas.
- El Gobierno Central no paga porque la Empresa no lo necesita. La razón es otra. Las deudas acumuladas con las empresas –además de esos gestos como anunciar que pagaremos con petróleo-, son señales de que las divisas no alcanzan. En octubre de 2013, el Ministro Ramírez afirmó que para finales de ese año esperaba que Pdvsa (que contribuye 96% de los ingresos por exportaciones) aportara US$ 47.312 millones al BCV y al Fonden, pero solo hasta septiembre 2013 las importaciones de bienes y servicios acumulaban US$ 58.998 millones (allí la razón por la que vienen cayendo las Reservas Internacionales). Para 2014 la situación será aún más crítica, ya que se anunció que el presupuesto global de asignación de divisas sería de US$ 42.700 millones, US$ 4.612 millones menos que en 2013. Es decir, el Gobierno Central pretende que las –ya muy golpeadas- empresas privadas asuman las pérdidas por la evidente escasez de divisas, poniendo en riesgo su sostenibilidad y obviando la importancia que tienen para la economía y el empleo – el PIB Privado representa 58% del total y emplea a 78,8% de los trabajadores. Vale agregar para este caso, Polar no produce Televisores de Plasma precisamente, produce alimentos. ¿No son para eso las divisas preferenciales? ¿No es el sector alimentos donde se están registrando los mayores niveles de desabastecimiento?
- “Polar es una empresa exportadora”. Las pocas ventas de Polar en el extranjero no provienen de Venezuela, porque en Venezuela se castiga al exportador. El reporte Doing Business del Banco Mundial, resalta que en Venezuela son necesario 8 trámites para poder exportar, y el costo por container es de US$ 3.490, de los más altos de la región. Si se logran superar estas barreras, todo el proceso para exportar tomaría –en promedio- 56 días, cuando el promedio mundial es de 22 días. Incluso, hay países como Estonia y EEUU en que exportar toma 6 días. Ya en 2011, Lorenzo Mendoza, presidente de Polar, explicaba las barreras para exportar desde Venezuela, las cuales no ha hecho sino aumentar. En particular, en 2011 Mendoza afirmaba: “nos tienen que proporcionar una certificación de producción nacional que prácticamente no se consigue para muchos productos que uno desearía poder exportar. Por otro lado, cuando uno pasa ese palanqueo, uno tiene que exportar a una tasa de cambio que, evidentemente, luego es difícil poder justificarle una rentabilidad adecuada.” Si necesitáramos evidencia adicional, recordemos que las exportaciones de bienes no petroleros son apenas 4% del total. Para exportar desde Venezuela, el gobierno debe otorgar un “Certificado de Producción Nacional” que básicamente confirma que en el país se produce suficiente de un producto para cubrir la demanda y el resto “sobra”, por tanto se puede exportar. Dados los niveles de desabastecimiento que hay en los rubros prioritarios, desde Venezuela no se exportan esos rubros, y si se exportaran sería con el permiso del Gobierno Central. Además, ¿no han anunciado recientemente desde el Gobierno, en repetidas ocasiones, que van a promover exportaciones para generar más divisas? ¿No deberían estar entonces apoyando a quienes exportan, o que podrían hacerlo?
- El “Complejo Bodega”. Es claro que el analista José Piña citado por AVN tiene pocos conocimientos sobre finanzas o, al menos, no entiende las diferencias entre las finanzas corporativas de las personales. Para una bodega, que genera los ingresos de la familia que la maneja, esto tal vez puede entenderse. Pero cuando se habla de una empresa de la que dependen miles de familias, con muchos accionistas y acreedores, esto no aplica. Mendoza no es Polar, y vice versa.
- Ser rico es pecado. AVN afirma que, según Forbes, “Mendoza es el 2do hombre más rico de todo el país [y] dirige una de las empresas privadas más grandes”. Esto debería ser elogiado, ya que Polar es una empresa que ofrece una gran cantidad de productos, muchos de primera necesidad y con precios regulados. También genera numerosos empleos formales de manera directa e indirecta. Pero no hay reconocimiento de esfuerzo alguno, y mucho menos hay elogio. Para el Gobierno Central, una empresa grande no es un logro, sino un pecado.
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Lo anterior demuestra que el argumento del Gobierno Central en contra de Polar no resiste análisis. Por estar utilizando argumentos falsos, el Gobierno Central debería proceder a cancelar a Polar lo que le debe.
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