Book Club: Tres generaciones, una revolución

Tengo una teoría acerca de “Patria o Muerte,” la novela de Alberto Barrera Tyszka que acabamos de terminar de leer: en el fondo, es una meditación acerca del...

Tengo una teoría acerca de “Patria o Muerte,” la novela de Alberto Barrera Tyszka que acabamos de terminar de leer: en el fondo, es una meditación acerca del impacto disímil que ha tenido la revolución sobre tres generaciones de venezolanos.

La primera es la generación de los “pures,” gente de alrededor de setenta años de edad. Estas personas están representadas en la novela en los personajes de Sanabria, su hermano, y su esposa. Después tenemos la generación del medio, gente de mi edad, en sus treinta o cuarenta, representados por Fredy, Tatiana, y Andreina. Finalmente, están los “Millennials,” representados por María y Rodrigo.

La generación mayor vivió la Venezuela saudita, la época dorada, y han quedado perplejos ante su colapso. Algunos, tales como el hermano comunista, reaccionan con alegría, entusiastamente abrazando la revolución y tomándose el culey. Otros, como la Señora Sanabria, reaccionan indignadas, transformándose en “la propia vieja del Cafetal.” Otros como el Dr. Sanabria se quedan turulecos. No pueden procesar la debacle.

En el medio está la generación que ha visto el potencial de Venezuela, pero se niegan a aceptar de una vez por todas que el país se fue a la mierda. Me identifico con esta generación – personas que se aferran al sueño de que esta Venezuela de pranes y narcogenerales puede algún día ser un país normal. Aguantan. Se las arreglan.

¿Los “Millenials”? Nunca han conocido otra cosa. Para María y Rodrigo, esto es lo que hay, y lo que siempre ha habido. La Revolución es lo único que han conocido. Por eso María, después de la muerte de su madre, deja el televisor prendido todo el día, tal como hacía ella. La perorata constante de Globovisión es lo único que conoce. La Revolución es el ruido de fondo de su vida.

Esta idea de las generaciones quizás suena interesante, pero la puesta en escena es pobre. Disfruté el libro, pero sus fallas me dejaron con la sensación de que estaba ante una obra con más potencial que ejecución.

El libro simplemente tiene demasiadas historias y personajes. Muchas veces la narración es pedestre, y a veces la grima de Barrera a la introspección se asemeja a la que tienen sus personajes. Y el final, inconcluso a propósito, lo deja a uno con una gran frustración. De hecho, la historia entera entre María y Rodrigo era disonante con lo que uno esperaría de personajes así. Barrera trata de vendernos la idea de que una niña de diez años reaccionaría de esa manera frente a la muerte violenta de su madre, pero por mucho que la bachaquee, es una idea que yo no compré.

Es una lástima, porque una de las metas de Barrera – y, sospecho, una de las razones por las que la novela ha tenido tanto éxito – es precisamente discutir el impacto de la revolución en nuestros niño. Yo soy papá de niños pequeños, y nosotros somos unos pendejos para cuentos como esos, atraídos como polillas a la luz a historias sobre cómo los más vulnerables se adaptan a la tragedia. Uno quisiera, sin embargo, que esa historia hubiese sido tratada con más cuidado, con una mayor intuición acerca de cómo los niños piensan y se expresan.

Sin embargo, no quisiera quitarle demasiados méritos al libro. Hay momentos en que la narración toma vuelo – por ejemplo, en los pasajes donde aparecen las tres “damas” revolucionarias que tienen como oficio invadir apartamentos. La interacción entre ellas, Andreina, y Tatiana, me pareció interesante y reveladora.

También hay un pasaje en el libro que viene de la nada, en el que una mujer chavista de pocos recursos se explaya con la reportera norteamericana y le cuenta del por qué ama a Hugo Chávez. El pasaje dura pocas páginas, pero en ella el personaje abre su corazón, y el resultado es hermoso, mágico. Me dejó sin aliento. Barrera, en momentos así, nos da oro puro. Lamentablemente, el resto del libro no siempre es así.

Quizás estamos demasiado dañados por la Revolución. Quizás alguien nuevo a esta locura pueda encontrar novedosos este surrealismo chavista. ¿Yo? Me esperaba más.

¿Qué pensaron ustedes de Patria o Muerte?

Nota: Con esto concluimos el segundo Book Club. Volvemos en unas semanas más.